Neoliberalismo, colonialismo y fundamentalismo contra un estado incómodo: Siria
Desde marzo de 2011 las grandes corporaciones mediáticas no han cesado de emitir noticias casi diariamente sobre el conflicto que sacude Siria, ese país de oriente medio del que sabemos poco más que su capital es Damasco y su ciudad más turística Alepo.
Desde marzo de 2011 las grandes corporaciones mediáticas no han cesado de emitir noticias casi diariamente sobre el conflicto que sacude Siria, ese país de oriente medio del que sabemos poco más que su capital es Damasco y su ciudad más turística Alepo.
Pero es conveniente observar que se lleva mucho más tiempo poniendo la mirada sobre ese territorio y su gobierno. Por poner un ejemplo, El País del 4 de noviembre de 2010 nos regalaba un reportaje de Ignacio Álvarez-Ossorio titulado “La Siria de Bashar al Asad” en el que entre muchos tópicos se encuentran citas interesantes: “En sus memorias, el primer ministro británico Tony Blair confirma un secreto a voces: tras Irak, Dick Cheney se mostraba a favor de invadir Siria e Irán para destruir por completo el denominado Eje del Mal”.
Nos han dicho que todo comenzó supuestamente con las muestras solidarias de una parte de la población hacia el cambio “democrático” que estaba sucediendo en otros países norteafricanos, muestras a las que el gobierno respondió con una violencia atroz totalmente desproporcionada. Fruto de esa violencia es el nacimiento de una facción armada (no se sabe cómo) denominada por nuestros medios “rebelde”, “opositora”, “activista” que desde luego suena mucho mejor que “terrorista”, “mercenaria” o “ultraislamista" aunque a todas luces sean estos calificativos los que mejor definen su comportamiento.
Daba igual que pocos meses antes hubiéramos visto actos criminales indefendibles en Libia por parte de muchos de los que ahora están operando en Siria (incluso alguno relacionado con los atentados de Atocha). Daba igual que se supiese que la nueva fuente de jurisdicción en todos los países del “cambio primaveral” fuese a partir de ahora la Sharia, que incluye como faltas graves (en el mejor de los casos) la homosexualidad, el adulterio y la desobediencia de la mujer al hombre, pudiendo llegar a aplicar penas como la lapidación, el azote o la amputación de las manos. Estas y otras cosas no importaban porque se nos ha puesto de nuevo en la tesitura de aparentar complicidad con un régimen demoníaco si se nos ocurría levantar la voz contra los métodos o la ideología de los que plantean “cambiar las cosas” en ese país.
Y para desactivar la crítica en eso que llaman opinión pública hay que hacer varias cosas, y las han hecho muy bien:
• En primer lugar procurar que los destinatarios de la propaganda no conozcan la historia de Siria, en este caso. Ni la antigua ni mucho menos la más reciente, algo que intentaremos paliar.
• En segundo lugar crear una caricatura grotesca de la cabeza del gobierno a derribar que provoque, sin saber finalmente muy bien cómo, un rechazo generalizado y una responsabilidad personal absoluta sobre todo acontecimiento. El comportamiento o las formas histriónicas de algunos personajes ayudan de manera eficaz a esta propaganda. No todo va a ser mentir. También intentaremos afinar el retrato del que ha pasado a ser el nuevo Belcebú de nuestros democráticos gobernantes.
• Por último hay que dibujar los sucesos en clave humanitaria. El objetivo de las corporaciones mediáticas y de ciertas ONGs al poner la vista en ese lugar no debe parecer otro que la búsqueda de la garantía al respeto de los derechos humanos. Que esto coincida constantemente con los intereses geoestratégicos de algunas potencias mientras se hace la vista gorda en otros lugares no creemos que sea mera coincidencia. No nos cansaremos de mostrar nuestra perplejidad por el hecho de que dos cadenas de televisión preocupadas por el respeto a los derechos humanos en lugares como Libia, Egipto o Siria, Alyazira y Alarabiya, pertenezcan a las sendas monarquías feudales de Qatar y Arabia Saudí, países en los que la palabra “democracia” es un chiste y a los que se les ha olvidado firmar una serie de convenciones internacionales de derechos humanos como la relativa a la desaparición de personas, la convención contra la tortura, la de los derechos de la mujer, la de libertades políticas, en fin, peccata minuta.
Nuestro ministro de defensa viajó el fin de semana del 12 de mayo de este año al país arábigo para ultimar la venta de carros de combate por valor de 3.000 millones de euros, operación posteriormente avalada con un viaje monárquico, pero no hemos leído en ningún medio de comunicación excusas sobre esta venta como las que dio el anterior gobierno español ante la venta de unas patrulleras al gobierno venezolano.
Debe ser por la crisis. Las contradicciones de los argumentos humanitarios se escapan por las costuras del silencio y la mentira con la que está construido mediáticamente el nuevo conflicto, en este caso en Siria. Vamos, finalmente, a ver quiénes son los actores humanitarios y qué curriculum portan.
El que hayamos elegido poner la vista en este conflicto y destapar las miserias de las potencias económicas, y de las ONGs y corporaciones mediáticas a su servicio obedece a la perplejidad que nos asalta al comprobar la reacción de gran parte de la población tras digerir la dosis de mentiras diarias. Si logramos comprender su funcionamiento con el ejemplo que nos ocupa podremos estar un poco más preparados para las patrañas del futuro y desde esa atalaya organizar la resistencia.
Mucho nos tememos que la violencia no se detendrá en Siria incluso después de una más que posible intervención militar descarada. Los últimos movimientos indican una vuelta al imperialismo decimonónico con la fuerza bruta como principal característica, y un avance hacia oriente que recuerda los intentos de Napoleón o Hitler. Eso sí, esta vez en defensa de la democracia.
INDICE
LOS MASS MEDIA CONTRA SIRIA
¿Opositores desarmados? - Blogueras barbudas y muertas que resucitan - Curso avanzado de Photoshop y otras triquiñuelas - El truco de la guía telefónica - Los observadores de la Liga Árabe, silenciados por los mass media - Periodistas “encamados” - Fuentes “independientes” - El bochornoso papel de Al Jazeera - Lo que los medios ocultaron sobre la matanza de Houla - El montaje de la masacre en la cola del pan de Halfaya - La prensa y los intelectuales “de izquierda“ se apuntan a un bombardeo - La irrupción de nuevos medios alternativos en Internet.
SIRIA Y LA RECURRENTE EXCUSA DEL “INTERVENCIONISMO HUMANITARIO”
Bernard Kouchner, precursor del “principio de injerencia humanitaria” - Las ONGs al servicio del intervencionismo “humanitario” - Las ONGs contra Siria
ANEXOS
• ANEXO 1: la ayuda humanitaria como arma (p. 21) - Provocando una crisis humanitaria: el ejemplo de Homs - La ofensiva mediatica de las ONGs en apoyo de los "rebeldes" - Las ONGs, parte del aparato logístico de los "rebeldes"
• ANEXO 2: El fundador de REPORTEROS SIN FRONTERAS, candidato fascista (p. 24)
• ANEXO 3: Amnistía Internacional, colonialismo con un rostro amable (p. 24)
• ANEXO 4: ¡OLVIDA LO QUE HAS VISTO! UNA DESPEDIDA DE AL JAZEERA (p. 26) - Una emisora en descenso - Los errores se convierten en la norma - Un rehén se
convierte en un desertor - “Esto es un despacho de la Hermandad Musulmana“ - Ministros se convierten en profetas.
LOS MASS MEDIA CONTRA SIRIA
La mentira ha sido siempre la primera víctima de la guerra. Hoy día, la guerra tan solo es posible gracias a la complicidad de los medios de comunicación: a través de los media se distribuyen historias que nada tienen que ver con la realidad, pero que han sido convenientemente preparadas para impedir movilizaciones antimilitaristas y/o antiimperialistas. Para ello, los media convierten a las víctimas en monstruos para justificar su exterminio, y eliminan cuidadosamente cualquier información que pueda contradecir la versión oficial del conflicto. A la caida del muro, que provocó un desencanto y desmobilización masivas entre las filas de la izquierda, se unió la aparición de la internet y las tecnologías digitales, con sus infinitas posibilidades de manipular creando realidades artificiales (Photoshop es sólo un ejemplo), dando lugar a una tremenda desorientación entre la izquierda, Movimiento Libertario incluido. La aceptación sin reflexión de aquello que el poder, a través de los Media, nos pretende hacer creer, ha provocado una pasividad antaño impensable frente a lo que son claras agresiones militares contra países que difícilmente pueden defenderse, e incluso una defensa abierta y militante de la verdad de los media frente a cualquier llamada a la reflexión.
Aparte del frente militar representado por la OTAN y sus mercenarios disfrazados de “rebeldes”, los grandes medios de comunicación están jugando un papel crucial a la hora allanar el camino para la agresión militarista contra Siria. Los patrones de la acción intoxicadora de los mass media contra este país árabe son muy parecidos a los usados hace bien poco contra Libia, pero tampoco son muy distintos a los ya vistos en Kosovo o Chechenia. Ante todo se trata de aprovechar la violencia provocada por grupos armados y entrenados por la OTAN para achacársela al enemigo, que es, paradójicamente, quien pone la mayoría de los muertos en muchos casos. O dicho de otra manera: la función cumplida por los medios desinformativos en conflictos como el de Siria consiste en convertir a las víctimas en verdugos y a los verdugos en víctimas.
Para ello, nuestros periodistas no dudan en manipular el lenguaje, descontextualizar (o incluso manipular) imágenes, ocultar los intereses de las grandes potencias, fabricar historias y personajes, jugar con la sensibilidad de la opinión pública para impedir todo análisis racional, basarse descaradamente en fuentes del bando pro-OTAN ocultando otras versiones... Y a veces, simple, y llanamente, mentir.
¿Opositores desarmados?
La violencia en Siria aparece, como en Libia, en el contexto de la llamada por la propaganda occidental “Primavera Árabe” y tiene características similares a la del país magrebí. En ambos casos tenemos gobiernos con matices antiimperialistas más o menos marcados y con un fuerte componente nacionalista árabe, atacados por grupos organizados de la extrema derecha islamista asimilables a ese engendro que Washington llama Al Qaeda. Sin embargo en ambos países los principales medios occidentales equiparan a estos grupos armados con manifestantes pacíficos que pedían reformas al gobierno (que los había y protestaban legítimamente). Pero, a medida que avanzaba la violencia, la mentira iba quedando cada vez más al descubierto. Así, a principios de junio de 2011, los medios nos informaban de que (¡nada más y nada menos!) 120 policías morían en enfrentamientos con esos “opositores desarmados” que, según nuestros periodistas, son el grueso de la oposición siria. La pregunta ante esta burla a la lógica racional es obvia: ¿cómo es posible que civiles desarmados puedan acribillar a balazos a 120 miembros de las fuerzas de élite del estado sirio? Eso mismo se preguntó la cadena de noticias latinoamericana TeleSur (2). Gracias a esta cadena, por cierto, nos enteramos que muchas de las bombas de los grupos armados opositores sirios amigos de occidente tenían como objetivo los dos oleoductos que recorren el país de este a este; queda claro aquí que una de las metas de la manipulación de nuestros mass media es ocultar las mezquinas motivaciones económicas de las potencias atacantes.
Blogueras barbudas y muertas que resucitan
Pero esta estrategia manipuladora tuvo capítulos aún más vergonzosos. Uno de ellos fue la emotiva historia de una valiente bloguera siria lesbiana (Amina Abdalla Arraf al-Omari) que supuestamente narraba desde la clandestinidad las atrocidades del “régimen” de Al Asad.
El engaño duró 106 días (del 19.02.1011 al 06.06.2011), hasta que se descubrió que no había tal bloguera siria y que el propietario del blog era un norteamericano (un señor con toda su barba) afincado en Escocia (Tom McMaster) que usaba una foto de una joven croata residente en Londres (que, por otra parte, nada tenía que ver con Siria) para engañar a sus lectores (3). Pero las manipulaciones de McMaster no habrían sido tan útiles a la causa del militarismo otánico si los medios no las hubieran voceado a los cuatro vientos sin ni siquiera hacer una mínima indagación sobre su veracidad. Y es que las historias de mujeres (y mucho más lesbianas) amenazadas por el “malvado” de turno (ya en las guerras yugoslavas las falsas violaciones masivas demostraron ser una poderosa arma de propaganda (4) es un anzuelo perfectamente bien cebado para el público de izquierdas.
Otro episodio bastante escandaloso fue el de la desaparición de la joven siria de 18 años Zainab Al-Hosni. Según grupos de opositores sirios amigos de nuestros medios y la ínclita ONG Amnistía Internacional, la joven había sido detenida por el régimen y posteriormente mutilada y decapitada. Zainab Al-Hosni se acabó convirtiendo en un símbolo para la oposición siria, “la primera mártir de la Primavera Siria”. Sin embargo,la supuesta difunta no tardó mucho en aparecer en la TV pública siria con la cabeza en su sitio, explicando que no había sido raptada por la policía de Al Asad sino que se había escapado de casa por una riña con sus padres . Esto fue reconocido a la postre por algunos de los grandes medios occidentales pero siempre con la boca pequeña y desde artículos minúsculos en las últimas página de la sección de “internacional”. Y por supuesto sin pedir disculpas por el daño causado (5).
Curso avanzado de Photoshop y otras triquiñuelas
Otro ardid no menos vergonzoso usado por los medios para denigrar a Siria y a sus autoridades ha sido el uso de imágenes de otros lugares para ilustrar la supuesta represión del “régimen” de Al Asad. Así la TV siria (6) y Paul Joseph Watson en el blog Prison Planet (7) denunciaron que los mass media occidentales estaban usando un vídeo grabado en Iraq en los años 90 y difundido por la cadena qatarí Al Jazeera para mostrar al ingenuo televidente la represión ejercida por el ejército sirio contra la oposición. Al parecer un testigo ocular de nombre Salim Ali vio las imágenes y llamó a los estudios de la televisión estatal siria para ubicar las imágenes en el pueblo de Al Baida en Iraq en los años 90 donde, en frente del comercio que regentaba este testigo, dos personas fueron abatidas a tiros. Igualmente, la cadena Annur TV, primer canal musulmán latinoamericano, denunció cómo los medios occidentales estaban difundiendo imágenes de motines en Siria que habían ocurrido realmente en Bahrein, país donde occidente nunca va a dejar florecer a la “Primavera Árabe”, por la sencilla razón de que el gobierno de ese país del Golfo Pérsico, una monarquía feudal al estilo de las del resto de la península arábiga, es un gobierno amigo. Y para dar mayor realismo se recortaron con un programa de retoques fotográficos las banderas de Bahrein que llevaban los manifestantes y se añadieron banderas sirias e incluso carteles con eslóganes anti Al Asad, que, según se puede apreciar en algunas secuencias, nadie sujeta (8).
Pero nuestros periodistas no solo son aficionados al trucaje de imágenes y al Photoshop, también son expertos en la manipulación de efectos de sonidos. De un caso muy sonado (nunca mejor dicho) de este tipo de montajes fue responsable la CNN, cadena con un largo historial de intoxicación informativa, especialmente en Irak y Yugoslavia. Esta cadena sobrecogió a su público con el testimonio de un opositor Sirio de nombre Danny Abdul-Dayem (y apodado por los norteamericanos Syria Danny) que en el programa del periodista Anderson Cooper narraba en directo desde Siria las atrocidades del “régimen” de Al Asad con un espectacular sonido de disparos y bombas de fondo. Sin embargo se descubrió que todo era un fraude y que los sonidos procedían de una grabación. Incluso se filtró a Internet un clip donde a Syria Danny se le oye decir a alguien: “¿Le dijiste que tuviera preparados los disparos?” (9).
Otro truco tan socorrido como burdo ante la falta de masas opositoras es usar imágenes de multitudinarias manifestaciones pro-Al Asad y convertirlas en manifestaciones de signo contrario. Lo grave del caso es que, por mucho que el pie de foto nos diga que la muchedumbre es el pueblo sirio que ha salido a la calle para protestar contra la represión gubernamental, si uno se fija bien, puede ver a los manifestantes con retratos de Al Asad y banderas sirias con dos estrellas verdes en la franja central (frente a las banderas con tres estrellas rojas que usan los opositores.) Otras veces las multitudinarias manifestaciones pro-Al Asad simplemente se han silenciado en los medios de comunicación occidentales a la vez que se han hinchado escandalosamente las cifras de las manifestaciones de la oposición. Un caso de esto último fue la cobertura de una manifestación opositora en Hama de 10.000 personas que fue convertida por obra y gracia de Agence France Presse (AFP) en una manifestación de medio millón de opositores. Por suerte el profesor de historia y ciencias políticas galo Pierre Piccinin estuvo allí y denunció estos manejos de la agencia francesa de noticias (15).
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