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• Gobierno, antiterrorismo, imperialismo, buitres, conflictos obreros y la izquierda
La acción de los imperialismos y los buitres. Las amenazas del gobierno con la Ley antiterrorista. La estrategia y tácticas de la izquierda en los conflictos obreros
Por Carlos Petroni
En un discurso por cadena nacional, CFK anunció la aplicación de la Ley Antiterrorista a la empresa Gráfica Donnelley, actualmente ocupada por los trabajadores por ¨aterrorizar a la población¨ y anunció que la denunció por defraudación al fisco en su pedido de quiebra y la relación hasta hace poco de la empresa con un fondo buitre que habría sido propietario del 7% de la empresa. En otros comentarios de funcionarios del gobierno se dijo repetidamente que ¨la decisión de cerrar la planta fue una decisión política tomada en EEUU¨.
Esta decisión debe ser rechazada de plano. Primero porque la Ley antiterrorista es a todas luces un instrumento represivo peligrosísimo y tan ambiguo que puede aplicarse en cualquier instancia y aplicarla ahora sentaría un precedente que luego podría utilizarse contra cualquiera. ¿Por aterrorizar a la población?, como indica uno de sus articulados puede tener una acepción cualquiera, un piquete, una manifestación, una protesta contra la intervención militar en Gaza, una huelga…
La patronal de Donnelley actuó como actúa toda patronal bajo presión de los activistas de fábrica y su comisión interna por mejoras en salarios y condiciones de trabajo y dificultades financieras truchas que propaló para justificar los despidos iniciales y ahora el cierre. .
No nos preocupa el destino judicial de la patronal, pero la utilización de la Ley antiterrorista podría ser utilizada para desalojar por la fuerza a los trabajadores de la empresa, acusarlos (como ya lo han hecho algunos funcionarios públicos) de ser ¨colaboradores de los planes de la patronal¨ y además dejaría sin desafío la aplicación de una Ley que puede ser utilizada, aún con la promesa de no hacerlo, contra cualquiera.
De hecho ya se intentó contra un periodista del interior hace unos meses.
La patronal de Donnelley, no nos cabe la menor duda, lleva doble libros de contabilidad, mantiene deudas fiscales desorbitadas (sobre todo en aportes a la ANSES). Ha despedido súbitamente a sus 400 trabajadores.
Estos la han ocupado y la fábrica ahora bajo su mando sigue produciendo. Contra los crímenes de la patronal hay métodos progresivos: 1) Expropiación sin compensación inmediata; 2) Puesta bajo el control de los trabajadores y 3) iniciar por fuera de la propiedad de esta fábrica, acusaciones judiciales que vayan contra otros fondos de esta multinacional.
Advertimos también que Donnelly no está sola: Patty de propiedad brasileña, cerró su fábrica y la trasladó de Zona Norte a San Lorenzo, Santa Fe; Gestamp, Lear despidieron y suspendieron con los mismos mecanismos de Donnelley y con la aprobación de las autoridades y representantes de EEUU en el país; Tatsa-Emfer, propiedad de los Cirigliano, fue abandonada por sus dueños dejando a 500 trabajadores sin empleo; hay cierres de frigoríficos de propiedad Brasileña y de capitalistas ¨nacionales¨, Cristóbal López quiere cerrar Paraná Metal… y sigue la lista.
En muchas de estas instancias, la patronal cuenta con el apoyo de la burocracia sindical de los sindicatos intervinientes quienes supeditan los intereses de los trabajadores a su lucha preventiva contra los ¨zurdos¨.
¿Aplicará contra todas ellas el gobierno la Ley antiterrorista? ¿Desalojará con ello de excusa a los obreros que las ocupen? ¿Acusará a estos de cómplices ante la justicia como lo vienen haciendo en discursos? ¿Los partidos y activistas de izquierda detrás de la resistencia, serán incluidos en la acusación?
¿Aplicará contra todas ellas el gobierno la Ley antiterrorista? ¿Desalojará con ello de excusa a los obreros que las ocupen? ¿Acusará a estos de cómplices ante la justicia como lo vienen haciendo en discursos? ¿Los partidos y activistas de izquierda detrás de la resistencia, serán incluidos en la acusación?
El gobierno sabe que la acusación contra la empresa, por ambigua jurídicamente puede resolverse en su contra en la justicia o la aplicación de esta forma de la Ley Antiterrorista podría ser declarada anti-constitucional en algún momento del juicio o las apelaciones que tomaría meses, tal vez años o aplicada después de un largo proceso.
El resultado final sería que los trabajadores perdieran sus fuentes de trabajo. ¿Ese es el verdadero objetivo del gobierno?
Los trabajadores y la izquierda, y todos aquellos que estén por los derechos sindicales y la democracia deben exigir que no se aplique la Ley y que esta sea derogada; que los establecimientos que cierren o suspendan o despidan sean expropiados y entregados al control de sus trabajadores; que se derogue la Ley de Asociaciones Profesionales que facilita la perpetuación de la burocracia sindical traidora en sus sillones mediante el fraude, la violencia y la colaboración con la patronal en despidos y suspensiones.
También es necesario comprender que detrás de estos conflictos está la mano del imperialismo, no de uno, sino de varios. El gobierno de Estados Unidos está detrás de las resoluciones del Juez Griesa a favor de los ¨fondos buitres¨ (¿o a alguien se le ocurre que un Juez norteamericano operaría en las esferas de política económica internacional sin el visto bueno del Departamento de Estado?), también el gobierno de Obama apoya la ofensiva de las patronales de EEUU en este país como forma de presionar a la Argentina con buitres y despidos contra la nueva relación de esta con el imperialismo Chino y la continuidad de la penetración competitiva del imperialismo Brasileño.
China no deja de aprovechar la situación quedándose con el Belgrano Cargas y ya ha instalado una factoría, con trabajadores chinos en el país, para hacer el trabajo que ya no les dan a los despedidos de TATSA-Emfer.
Brasil está detrás del disparar las claúsulas de los tratados del Mercosur que le permite, en alianza con las terminales de automotores y su dominio de la industria autopartista de la región, hacer suspensiones y despidos en Argentina para proteger sus fábricas en territorio propio.
Así, el gobierno de CFK se ha metido en el laberinto que supo construir de ataduras del país al imperialismo de todos los colores. Esto no lo arregla con demandas judiciales basadas en la Ley antiterrorista contra una patronal ni con declaraciones vacías de nacionalismo sin dientes como ¨Patria Si, Buitres no¨ mientras ha insistido en pagarle al FMI, el CIADI, el Club de París y dice que quiere pagarles a los buitres, que el gobierno es ¨un pagador serial¨.
Para el gobierno el ¨patriotismo¨ es a lo sumo apoyarse en un imperialismo en detrimento de otro y algunos burgueses a expensas de otros. Para un trabajador, el patriotismo pasa por la defensa de su empleo, su casa, su familia, su salario y la independencia total de su país. Aquel ¨patriotismo¨ burgués y este patriotismo de clase son incompatibles.
Es imprescindible desconocer TODA la deuda externa y sus pagos y utilizar ese dinero y las reservas de U$S 25.000 millones para iniciar un plan de ¨shock industrial¨ en manos del estado y bajo control obrero y la realización inmediata de una ¨revolución agraria¨ para poner las tierras en manos de quién las trabaje, nacionalizar las exportaciones de las commodities (agrícolas y energéticas) y denunciar todos los tratados que nos atan a los intereses imperialistas. Esta es una forma de acumulación de capital para la industrialización.
Sería una revolución no sin sufrimientos, porque no se hace de la noche a la mañana y sin crear problemas de consumo, importaciones (sobre todo de los miles de ítems de lujo y prescindibles para los sectores de clase media alta y la burguesía). Ofrecería si, un futuro para el desarrollo independiente del país al servicio de los trabajadores y el pueblo que, si vieran estos hechos, estarían no dudamos, dispuestos a hacer lo necesario para hacerlo realidad.
Lo que no se le puede exigir a los trabajadores y el pueblo es que sean recipientes de la crisis, que no haya soluciones aunque sea a largo plazo a su favor, que se les haga pagar por la misma sin nada a cambio y que, encima de todo, no tengan ni voz ni voto en las decisiones.
Este gobierno (o sus sucesores como Scioli), podemos afirmarlo, no están en condiciones de llevar a cabo estas tareas por sus compromisos con la burguesía y el imperialismo.
Tampoco lo están sus opositores burgueses (Massa, UNEN-Binner-Cobos o Macri) quiénes esgrimen una defensa cerrada del imperialismo, insisten aunque lo tamicen con críticas hacia ellos, que hay que pagarles a los buitres y sostienen los intereses patronales sin cortapisas (demás está decir que ninguno de ellos ha salido en defensa de los trabajadores en lucha o los que se verán afectados en el futuro inmediato).
Ni hablemos del futuro que nos preparan, digamos, en una década.
Mientras tanto, la izquierda no ha sacado estas conclusiones. Se limita a enfrentar la situación básicamente desde dos ángulos: uno, representado por el Partido Obrero se inclina cada día más a una estrategia que combina centralmente lo electoral, hacer causas judiciales y la simple propaganda sindical; otra prioriza la intervención sindical a la que apoya con propaganda electoral y legisladores, asi como juicios en las cortes en las que ha depositado gran confianza y para lo que han formado su propio aparato de abogados.
De hecho dos variantes de una estrategia socialdemócrata, ora un poco más a la izquierda una que otra, pero esencialmente en la misma dirección. .
Ambos (PO y PTS) insisten en formar bloques con otras organizaciones para combatirse mutuamente en busca de la ¨hegemonía en la izquierda¨ en lugar de luchar por el frente único ¨que avance los intereses del conjunto de la clase o al menos de todos aquellos sectores dispuestos a luchar¨. .
Ambas tendencias de izquierda (donde no solo están estos dos partidos sino unas cuantas organizaciones más) confían con sus actos en la construcción de sus propios aparatos con los que enfrentar al del estado, la patronal y el gobierno.
Al mismo tiempo tienen una actitud esquizofrénica en relación a la burocracia sindical traidora: sufren de ella los ataques físicos, el fraude, la patota y hasta el asesinato (y solo están comenzando), pero les piden paros y huelgas generales y le hacen los piquetes a su servicio en caso de producirse y van a los actos a hacer números. .
Tienen, estos izquierdistas, la idea de que, más allá de sus distintos posicionamientos coyunturales en relación con el poder político, hay diferencias entre Hugo Moyano y los suyos o Caló-Pignanelli y sus matones. A estos últimos, a la luz de los hechos, han comenzado a criticarlos ácidamente y a los otros los contemplan como probables aliados y les aconsejan no perder el tiempo y parar el país aunque sea por esa consigna remedada y tan limitada como el impuesto a las ganancias.
Para lograr estos objetivos, la izquierda modera su lenguaje y su programa para que se parezca lo suficiente al del Moyanismo, por ejemplo, como para no causar rispideces. El Ferroviario Sobrero (Izquierda Socialista, FIT, aliado del PTS) lo puso en palabras claras: ¨Moyano es hoy el principal referente de los trabajadores, no Caló” mientras lo visita asiduamente en la CGT disidente. .
Esta relación esquizofrénica va al fracaso. La burocracia sindical los golpeará al unísono cuando sean un peligro generalizado para ellos. Mucho peor de lo que lo hace el matón Pignanelli o en su momento Pedraza.
Por otro lado, el propio PTS tuvo que reconocer por escrito las limitaciones de su estrategia de lucha. Por un lado en Gestamp reconoció que se había perdido el apoyo de la base de la fábrica y por el otro, para apoyar en los cortes en favor de Lear y Donnelly admitieron haber llevado unos cien militantes de un partido que reclama más de 2.000 .
En el último corte de la Panamericana recurrieron a reemplazar los números con automóviles y debieron enviar a casi todo su Comité Central para aproximarse a alguna masa crítica. Esto demuestra que la simple construcción de un aparato activista, no puede reemplazar la movilización en frente único de todos los que luchan sin sectarismos y poniendo las pretensiones de hegemonía a descansar en favor de la unidad en acción y el frente único con todos los luchadores.
Aparato contra aparato no tienen posibilidades en el mediano o largo plazo. Los conflictos obreros son relativamente pocos todavía, cuando se multipliquen por la situación económica a la que nos dirigimos, el ¨aparato¨ de las izquierdas será una delgada línea roja incapaz de asumir sus responsabilidades solo por sí mismo.
En Gestamp, Lear y otros conflictos apelaron a los métodos extra-fabriles, el de los piquetes y fueron golpeados y detenidos por la Gendarmería con relativa facilidad, además de ganarse la alienación de muchos trabajadores afectados en premios y salarios por los cortes. .
Los piquetes son el grito de protesta de los que tienen estructuras (desempleados, conflictos de vivienda o tierras, etc). Sino gritaran así serían invisibles. Utilizarlos en conflictos obreros tienen una utilidad muy relativa (para decirlo suavemente) y a veces contraproductiva. .
Esa utilización del piqueterismo, que no pudieron garantizar masivamente, es lo que generó en Gestamp la pérdida de la base y en Lear las maniobras de la burocracia de SMATA y sus asambleas truchas con trabajadores de fábrica para condenar a los luchadores.
Es inconcebible también, por ejemplo, que ante la situación actual que están bajo ataque directo, tanto PO como el PTS llamen a plenarios y conferencias obreras rivales, enfrentadas y antidemocráticamente organizadas para garantizarse mutuamente esa ¨hegemonía¨ de su propio barril lleno de peces.
Nadie duda en la izquierda del voluntarismo y el sacrificio de los militantes que se han lanzado, más que justificadamente, a apoyar a los obreros y ponerse en la línea de fuego. Estos militantes y activistas deben ser defendidos incondicionalmente frente a la represión del estado y el gobierno pero advirtiendo que es necesaria una nueva estrategia, un programa que se diferencie del limitado de la burocracia y enfrente el problema del imperialismo, por ejemplo, y tácticas de retorno a los métodos obreros fabriles: la huelga dentro de fábrica, la ocupación, la puesta en marcha de la producción bajo su control, la auto defensa contra la burocracia sindical….
En Donnelley ha habido un cambio. Ocuparon la fábrica, la pusieron bajo gestión obrera y están trabajando sin la patronal. Ese es un buen comienzo, hay que luchar por profundizarlo y generalizarlo.
http://www.izquierda.info/modules.php?name=News&file=article&sid=13558
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